jueves, 26 de diciembre de 2013

Primer aniversario

Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida. Tras pasar la primera parte de la navidad, para mí la más tradicional, con sus villancicos, las reuniones familiares, el discurso del Rey...
Soy consciente que estáis más necesitados que nunca de una buena sesión de desconexión así que prometo no defraudaros. Tanto si sois nuevos lectores como si seguís desde el primer momento mis penas y lamentos os quiero agradecer a todos que este proyecto haya podido cumplir su primer aniversario casi sin esfuerzo. ¡Felicidades!
Todo surgió un 28 de diciembre hace justo 12 meses, como una buena inocentada. La necesidad de quejarme (¡¡cómo me gusta!!) y el gusanillo de escribir que me atormentaba cada vez más desde la primera y última vez hace ya mucho tiempo, me hicieron crear un blog que jamás pensé que fuera a pasar de las 10 primeras entradas. 
Al principio es fácil porque tienes muchas cosas que compartir, pero a medida que pasan las semanas y los meses se complica el hecho de no caer en lo mismo entrada tras entrada y que vosotros, sin los cuales no existiría nada de esto, no os acabarais aburriendo hasta que el número de nuevas visitas tendiera a cero. A esto hay que sumarle que no soy ninguna profesional de la escritura, como primer propósito de año nuevo está el apuntarme a algún taller para aprender sobre todo desde que Papá Noel (que es muy listo) me haya regalado un "vale por un curso de escritura creativa".
Además que este no es el típico lugar donde cada semana aprendes una nueva receta o te presento algún restaurante donde te aconsejo comer así que, a no ser que seáis familia y os veáis un poco obligados, realmente no tenéis necesidad de visitarme en cada entrada. Si la sentís me dejáis muy preocupada...
Como os dije el primer día, mi principal objetivo era y es el de entretener y que durante los cinco minutos que se tarda en leer cada publicación os podáis olvidar de todo lo que nos rodea. La idea por un lado parece buena, pero muchas veces justo antes de pulsar el botón "Publicar" cuando releo por última vez lo que acabo de escribir pienso: "¿de verdad que esto no les va a parecer un coñazo?". Pero cuando veo vuestros "me gusta" en Facebook o simplemente cuando alguno de vosotros me dice que me lee de vez en cuando siento que los calentamientos de cabeza para no aburriros han merecido de sobra la pena.
Pero ¿sabéis que es lo mejor de todo? que aunque no lo haya hecho adrede en estos 12 meses todos hemos aprendido a soportar mejor las navidades en compañía pero si nos apetece huir lo menos sensato es hacerlo en transporte público porque la gente que lo utiliza es más rara aún que tu familia. Si decides salir de ahí preferiblemente hazlo por las escaleras o te arriesgarás a tener una insulsa conversación en un ascensor en la que podrás hablar del tiempo y competir a toses con tu acompañante. ¿Y si tienes vacaciones? es una buena opción hacer deporte pero si has pensado ir a esquiar te aconsejo que mejor salgas a dar un par de vueltas al parque para que el ridículo no sea demasiado duro de llevar. De lo malo puedes pedirle a tu amigo gay que te acompañe para darle más "glamour" al asunto... Si no ya sabes, lo más sensato es esperar tranquilamente al lunes para esperar la nueva entrada del blog, es 100% efectivo.

Os deseo una feliz entrada de año y desde aquí aporto mi granito de arena para que esto sea posible gracias a Bon Jovi, que nunca defrauda.
¡Gracias por leerme! 

jueves, 19 de diciembre de 2013

¿Me entiendes?

Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida, no me podéis negar que la presentación de mi entrada cada lunes es el evento que esperáis con ansia desde que concluis la lectura de la publicación anterior. Ya lleváis demasiadas semanas leyendo mis chorradas, así que no me negaréis que al menos un poquito os gusta. Venga no seáis tímidos...
Hoy estoy muy indignada, pensaréis que como todos los días pero no, estoy indignada y avergonzada a partes iguales, os comento pero antes os introduzco. Una de las cosas que más odio de la navidad es que yo, un ser sin hijos y sin intención de tenerlos, no recuerda que tiene que comprar regalos navideños hasta que un buen día me percato que en 6 días ya es nochebuena. Tras superar el pánico acompañado de la ansiedad inicial: "ostras quedan 6 días y no he pensado ni qué comprar", paso de la fase de lamentos: "¡¡no quiero meterme en un centro comercial!!" a la búsqueda de una solución alternativa de última hora: "esto fijo que por Internet lo venden" para acabar asumiendo lo que era inevitable y acabar buscándole el lado positivo: "al menos aquí no paso frío".
Pues me hallaba yo en una gran superficie buscando un libro como loca cuando ¡oh mi sorpresa! veo con pavor que el libro más vendido es el de Belén Esteban.
¿Estamos locos? No me podía creer que lo que tenía frente a mis narices era verdad, quería pensar que se trataba de una ilusión óptica que estaba creando mi cerebro para reírse de mi. Pero no...
Para esto prefiero que la gente no lea, lo prometo. Confieso que no sigo muy de cerca la vida de esta mujer, pero hasta donde yo sé su única hazaña en la vida ha sido tener un hijo de un torero ¿o me he perdido algún episodio? Si es así tampoco me interesa, pero me juego mi mano izquierda (para los que no lo sepáis, soy muy zurda)
A que aunque haya hecho algo más que quedarse embarazada y contar la misma historia durante los últimos ¿10 años? digo yo que tampoco tendrá tanta repercusión en la historia como para escribir un libro, ni tampoco tiene edad para que se trate de unas memorias. La confusión me puede...
La verdad es que la culpa no la tiene esta mujer, por que si a nadie le interesara lo que cuenta hubiera dejado de aparecer en la televisión día sí y día también y, mucho menos, jamás hubiera escrito (o mandado escribir) un libro con sus memorias. Lo que me preocupa de todo esto es que haya tal cantidad de público consumiendo este género que el libro haya alcanzado el puesto de más vendido en pocas semanas. Como se suele decir, país de pandereta.
Yo pensaba que si te gustaba este tipo de personajes lo sufrías como las hemorroides, en silencio... Lo que viene siendo un "guilty pleasure" de toda la vida. Lo que peor llevo es que quien haya comprado este libro haya ido tan feliz y orgulloso a la caja a pagarlo, os juro que no lo entiendo.

Como estamos en navidad, es imposible no haberse dado cuenta, esta semana no me voy a despedir con una noticia curiosa sino con un villancico. Os dejo con un clásico:
Os quejaréis... ¡Gracias por leerme!

lunes, 16 de diciembre de 2013

Que estoy ¡¡mu loco!!

Bienvenidos una semana más En el drama de mi vida. Es posible que buceando por la web encontréis burdas imitaciones, pero este es el original e inigualable lugar donde uno puede quejarse sin resultar un odioso cenizo.

Antes de nada me toca pediros disculpas por el retraso en la publicación, pero entre las cenas de navidad, de empresa y demás acontecimientos navideños cuyo único objetivo parece ser que es comer hasta reventar y beber para poder quejarse al día siguiente de la resaca que la ingesta masiva de garrafón te ha provocado... 
Es que claro, ¡cómo voy a tener tiempo de actualizar el blog! Pero volviendo a la entrada, hoy os quería comentar que hace poco leí algo que me dejó muy preocupada:
"1 de cada 4 personas padecerá una enfermedad mental a lo largo de su vida."
Inquietante ¿verdad? No he podido recuperar la noticia concreta donde lo vi, ya os digo que fue de estas tardes absurdas en las que empiezas leyendo la prensa del día y acabas buscando en Wikipedia por qué se creó Andy y Lucas. No me miréis así que todo lo que os cuento es verídico... 
El caso que si ponéis en Google lo que os digo (Lo de Andy y Lucas ya os lo cuento yo, eran amigos de la infancia y desde pequeños se juntaban para cantar. Todo muy entrañable) podéis echar una tarde muy buena y poco productiva informando sobre el tema.

Como os iba contando este estudio al principio me dejó incrédula: ¿tanto enfermo mental hay suelto?
No hace falta ser un lince en las matemáticas para darse cuenta que si la afirmación anterior es cierta todos conocemos a más de un demente, o lo que es peor... vosotros mismos habéis perdido la cabeza. ¿Cómo va a ser cierto?
Después de un buen rato dándole vueltas, llegué a la conclusión de que no es tan descabellado pensar que el 25% de la población tiene o tendrá algún problema mental. Veamos, seguro que si hacéis memoria os viene a la cabeza alguna (ex) pareja que estaba como una jodida cabra.
Curiosamente mientras terminaba esta entrada una amiga me contaba que, sin saber por qué ni venir al caso, una de sus mejores amigas la ha bloqueado de las redes sociales, no le coge el teléfono y cuando le ha pedido explicaciones su única respuesta es que se olvide de ella y la deje en paz. Yo también tuve una amiga así, y mirando esta estadística todo empieza a cuadrarme.

¿Y qué me decís de la familia? Eso es peor, porque al menos a los amigos o novios en un momento dado los puedes mandar a freír espárragos
Pero ¿qué haces si el que es medio bipolar es tu padre? (No papá, aunque se que tu relación con los ordenadores es nula y con los smatphones ni hablamos... y que por eso me lees prometo que esto no esto no va por tí) Por cierto, hablando de padres...
O ¿qué ocurre si después de varios años sin hablar con tu prima te insulta delante de tus amigos porque ha decidido que eres un maltratador de animales únicamente porque vendes un cachorro? Lo de la familia política lo dejo para otra entrada, porque hay algunas de juzgado de guardia.Como veréis, si os ponéis a pensar yo creo que incluso esta estadística se queda corta.

Antes de despedirme, y volviendo a las borracheras relacionadas con estas fechas tan entrañables, os dejo la siguiente noticia en la que una panda de desgraciados un grupo de amigos quisieron darle una lección a uno de ellos para que dejara de beber, o al menos no condujera tras beberse media fábrica de Johnnie Walker.

¡Gracias por leerme!

domingo, 8 de diciembre de 2013

Pasando página

Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida, espero que estos últimos siete días no se hayan hecho demasiado largos para vosotros. Más bien se habrán pasado volando que es lo que suele ocurrir cuando hay más días de fiesta de lo normal, pero lo importante es que todos hemos vuelto a la rutina y que el lunes vuelve a tener otro color en cuando llega el momento de leer mi nueva entrada.

Si os soy sincera este lunes es el más triste para mí de los últimos meses ¿por qué? no temáis porque no me pasa nada grave, pero durante varios meses no podré tener mi momento zen viendo la serie Isabel.
Qué disgusto más grande no volver a ver durante un tiempo a este hombretón y qué sentimiento de vacío se me ha quedado en el cuerpo, esto me recuerda a la racha que estoy viviendo con algunos amigos y sus problemas sentimentales aunque sin olvidar que lo mío es siempre peor...
Me estoy planteando crear otro blog pero tipo consultorio sentimental, rollo Elena Francis donde me contéis vuestras miserias y yo os ayudo a animaros con alguna frase tipo: "no te preocupes, si hombres/mujeres hay a montones", "¿en serio te dijo eso? no te merece" o "has hecho bien dejándolo, no era para tí"
Pero si eso no funciona no me quedará más remedio que concertar una cita en la que te proporcionaría chocolate y alcohol a partes iguales. 
Preferiría no hacerlo, con este frío no me gusta salir de casa... Me da pereza sin más.

Pero cómo os iba contando, a partir de ahora los lunes tendré que buscarme algún entretenimiento para que la mañana en el trabajo no se me haga tan dura. Antes cuando todo el mundo empezaba la semana con mala cara yo lo hacía con una sonrisa, esa noche tenía mi momento serie y no había cosa que me motivara más.
Pero ¿ahora? Sin duda ¡esto es mucho peor que acabar una relación de varios años! Me siento igual de miserable, pero cuando llamo a algún amigo para desahogarme en lugar de consolarme me responden que he perdido la cabeza. Así no chicos, así mal.

Así que para superarlo me fui al centro de mi ciudad para hacer unas compras navideñas, pero parece ser que dos millones de personas más tuvieron la misma idea que yo tal y como se puede leer en la siguiente noticia y entre todos terminamos colapsando la zona de compras navideñas. Qué pasa, ¿qué ahora nadie va a echar la tarde a los centros comerciales? 
¿Tanta gente leyó mi entrada? Estoy mental y físicamente agotada, así que si me lo permitís esta entrada acabará antes de lo normal, aún tengo que decorar mi pisito con su árbol, su espumillón... 
¡¡Qué pereza me da la navidad y todavía no ha empezado!!

Antes de irme os quiero dejar la noticia absurda de la semana, que es de hace un mes pero yo la leí esta semana y me hizo imaginar qué pensaría Darwin de su teoría de la evolución.
¡Gracias por leerme!

domingo, 1 de diciembre de 2013

Cómo ponerse en forma y sobrevivir en el intento

Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida, sé que deseáis leer qué me ha ocurrido esta vez así que por muy ocupada o cansada que esté jamás os abandonaré. Esto me recuerda a que hace poco leí la lista de las mentiras más frecuentes y una de ellas era "jamás te olvidaré", pero a mi lo de engañar se me da fatal porque se me nota un montón así que no tenéis por qué temer. 
La semana pasada os comenté que una de las cosas que me relajaban cuando mi cerebro entraba en colapso era, entre otras cosas, hacer ejercicio. También os dije que este tema iba a dar para mucho así que lo dejaba para otro momento, y ¡este es el momento!
Hasta hace relativamente poco yo era de esas personas que pensaba que correr era de cobardes, que eso de sudar se quedaba sólo para el verano y que el deporte sólo trae lesiones y disgustos. Pero todo cambió tras mi último cumpleaños cuando observé mi cuerpo y descubrí con pavor que a pesar de seguir levantando suspiros allá por donde pasa va notando el irremediable paso del tiempo, así que me planteé mis principios y me prometí hacer ejercicio.
Como me conozco tuve que hacer como con el permiso de conducir, que me tuve que apuntar al teórico para poner a estudiar, en este caso me apunté a una carrera popular para tener alguna motivación que me obligara a no abandonar.
El primer drama, antes si quiera de dar mi primera zancada, fue elegir la ropa de deporte. Por si lo desconocéis mi religión me impide usar chándal más allá que para dormir, de hecho durante años desconocía la utilidad del pijama (siempre me han parecido algo ridículos) y me metía en la cama con chándal.
Pero... ¿salir a la calle vestido de semejante forma? ¿A alguien en su sano juicio se le ocurriría salir de casa en pijama? Pues esto es lo mismo, recuerdo con horror cuando empecé la carrera de Informática y todo el mundo iba vestido de esa manera... Incluso alguno le daba un toque elegante y lo combinada con un polo, pero prefiero olvidar todo aquello porque vuelvo a notar los sudores fríos de aquellos años y ahora en el trabajo no tengo un mini de cerveza tan a mano como antaño para superar este trance.
La cuestión es que yo me negaba a salir a la calle en chándal pero por otro lado la idea de correr en vaqueros no pintaba muy cómoda, así que un día le eché valor, me metí en un Decathlon (dios mío ¡allí había miles de personas!) y me puse a buscar el modelito perfecto para salir a correr. Lo único que vi decente fueron las falditas esas tan monas para jugar al tenis, pero tampoco lo vi factible así que opté por unas mallas y una camiseta. ¿Por que la ropa de deporte lleva esos colores? Vale que durante una época los flúor (para los hombres, colores fluorescentes... como los rotuladores) fueron tendencia, pero por favor ¡que casi salgo con 2 dioptrías de más en cada ojo! (Para los que no lo sepáis, con 2 dioptrías más a mi ya me ponen el puesto de la ONCE)
Tras haber pasado el trance de la ropa tocaba echarle valor y salir a correr al parque, con lo que me gusta a mi la naturaleza... Correr significa que te vas a poner a dar vueltas esquivando a perros, dueños de los perros que son peores que sus mascotas, padres que salen con su descendencia para que estos foguen en el parque y así llevarlos cansados y que no den mucho la lata (igualito que con los perros, vamos), gente en bicicleta que te recriminan que invadas su carril ¡¡pero es que el resto del parque está imposible!! y otros corredores que corren en grupos de 15 personas y tienen que ir todos juntitos porque si no... La verdad es que no tengo ni idea de por qué lo hacen.
Con el cambio de hora y correspondiente adelantamiento de la puesta del sol me empezó a dar miedo salir al parque a la vuelta del trabajo porque estaba todo demasiado oscuro. Para los tengáis la desgracia de no conocerme físicamente os contaré que yo tengo medio bofetón, así que si en algún momento al señor del cloroformo le apetecía darse una vuelta para ver a quién secuestraba hoy, yo sería una presa fácil.
Tuve la tentación de dejar el footing hasta que volviera a anochecer más tarde de las 6 de la tarde, pero rápidamente recordé que me había apuntado a una carrera y que no era plan de tirar el dinero de la inscripción. ¿Veis por qué me lo hice antes de salir a hacer deporte?

Afortunadamente descubrí que en mi edificio existe un gimnasio para los inquilinos, qué cosas ¿verdad? Gracias a ello no abandoné, porque si tengo que pagar una cuota mensual para pasar un mal rato os aseguro que me compensa perder los 10 € que pagué por la carrera. Confieso que desde que acabé el colegio y abandoné la gimnasia obligatoria, no había vuelto a pisar un gimnasio aunque era muy distinto de cómo lo recordaba. Para que os hagáis una idea yo voy allí, enchufo mi máquina para correr y cuando acabo me marcho con la mayor dignidad posible
Pero hay gente que me da la sensación que pasa la tarde haciendo pesas mientras se mira al espejo. La razón que dan es porque así ven si hacen bien el ejercicio... ¡mienten! Yo estoy segura que les gusta mirarse y pensar: 'Qué cuerpazo se me está quedando'
Así pasaron los días hasta que llegó el momento de la verdad. La carrera era a las 9 de la mañana en un parque muy conocido de mi ciudad que para colmo tiene un lago bastante grande, todo estupendo para morirte de frío ¿a que si? Es cierto que cuando empiezas a correr dejas de sentir que te congelas, pero si mi carrera era de 5 kilómetros yo empecé a notar algo de calor pasados los 3, por ello más que una corredora parecía una cosa rechoncha intentando correr de la cantidad de capas que llevaba. 
Menos mal que Matías estaba en la línea de salida para animarnos a todos, con sus chistes y su mera presencia animando a todos los allí presentes.
Cuando llegué a la meta pensé que tampoco había sido para tanto, apenas podía respirar pero bueno.. al menos podía caminar con normalidad hasta el bar más cercano donde recuperar todas las calorías quemadas. Cuando pasó un poco de tiempo y aquello se enfrió mis piernas me dijeron que ya se habían movido suficiente por hoy así que tuve que volver a mi casa como pude.
Tras la carrera he decidido que la experiencia merece la pena así que seguiré yendo al gimnasio varias veces por semana. Eso sí, empezaré a probar las diferentes máquinas tan chulas que tienen por allí y os iré contando si sobrevivo a ello.
Antes de marcharme comparto con vosotros un enlace coincidiendo con que el lunes pasado fue el 'día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer'. Es asombroso, para una persona como yo que en 1991 apenas levantaba un palmo del suelo, ver cómo se podía tomar con tanto humor un cosa tan grave como que una mujer denuncie que sufre maltrato por parte de su marido. Imagino que para los que en aquella época fuerais más mayores y recordarais reíros con este sketch debe ser como mínimo para reflexionar sobre el tema, y pensad por un momento cómo se debió sentir cualquier mujer que sufría este drama en sus propias carnes...

Siento irme con este mal sabor de boca, que la semana próxima volveré con más material para vosotros. ¡Gracias por leerme!

lunes, 25 de noviembre de 2013

Centros criminales

Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida. A pesar de que ya llevamos muchos meses juntos compartiendo quejas intento buscar en cada entrada la forma de sorprenderos y que la monotonía no invada este blog, por ello cada día que os veo de vuelta me alegra saber que estoy cumpliendo mi objetivo de entretener y lo celebro.
Os debo confesar que cuando estoy triste, una cosa que me hace sentir mejor es plasmar lo que me preocupa en un papel o escribir una posible respuesta que le daría a alguien si es que me ha hecho daño y eso me quita el sueño. De ahí surgió crear este blog, en el que comparto aquello que me irrita con todo aquel que se una y desee olvidar sus miserias leyendo las mías. También he descubierto que hacer deporte me abre la mente y elimina la suciedad que me impide disfrutar de lo realmente importante, pero esto es algo de lo que os hablaré con más calma porque os aseguro que no tiene desperdicio.
Todos estos métodos que utilizo para relajarme pierden cualquier sentido si entro en algún centro comercial (o como prefiero llamarlos: centro criminal) ¡¡no los soporto!!
Es que es entrar en ellos y noto cómo la ira va subiendo por mi cuerpo hasta que la más mínima estupidez hace que toda esa rabia salga de forma descontrolada.

Lo primero que te encuentras es la zona para aparcar, porque por lo general suelen estar a la afueras, donde el agobio se apodera de mí y me hace pensar si me encuentro ante la nueva versión del juego de las sillas. Yo no veo más que coches dando vueltas, ningún sitio porque aquello que lo parece es un Smart o una plaza para minusválidos ¿a qué minusválido se le ocurre meterse en esa ratonera? por no olvidar los vehículos parados en doble fila por si en algún momento a alguien le da por salir y así poder ocupar rápidamente el hueco.
Algún día acabaré aparcando así, avisado queda.

Todo esto me ha reflexionar: por ahora no he decidido reproducirme ya que estoy esperando a que el mundo esté preparado para ello pero imagino a aquellos que tengan hijos, los hayan criado dándoles lo mejor y ahora tienen que observar con impotencia cómo su pequeña obra pasa sus días libres en un centro comercial parado en doble fila para aparcar...Tiene que ser muy deprimente ¿no?
Si has soportado la desesperación de dar vueltas durante horas hasta apartar tu coche, ahora te toca dar el siguiente paso que no menos importante: entrar. Cuando consigues volver a ver después de ser deslumbrado por tanta luz descubres a una marabunta de personas andando sin ningún tipo de orden por pasillos que se entrelazan entre ellos alojando comercios de todo tipo, desde donde se incita aun consumo absurdo y sin necesidad.
Yo acudo a un centro comercial porque hay que reconocer que abren hasta horas intespectivas y que al juntar todas las tiendas en un mismo espacio es más cómo ir de compras, así que cuando tengo que hacer la compra a las nueve de la noche o cuando hace 3 grados bajo cero confieso que la necesidad me hace entrar en ellos. Pero hay gente cuyo plan de ocio un sábado es pasear por esos pasillos inmensos llenos de luces, ¿van a comprar algo? ¡jamás! ¿entonces por qué se pasan allí horas? para pasear, simplemente. Si te apetece desperdiciar tu tiempo allí lo respeto porque te supongo un adulto que es responsable de sus decisiones, pero lo que nunca comprenderé es a quienes hacen partícipe de ese agobio a sus hijos, y menos cuando estos aún no son capaces de sujetar su propia cabeza.
Es algo que veo muy a menudo en estas grandes superficies y que creo que jamás llegaré a comprender, entiendo que muchas veces no sabes dónde ir con los niños pero sinceramente: ¿un lugar lleno de gente que anda sin control, con ruido. luces y demás elementos desagradables es el mejor lugar para un lactante? Aunque he de reconocer que un buen cochecito de bebé es la mejor arma para abrirse camino por pasillos llenos de gente, habrá que hacerse con uno...

¡Uy qué tarde! y yo sin hacer la compra, me marcho rápido a ver si hoy consigo aparcar a menos de un kilómetro de la entrada.
 ¡Gracias por leerme!

domingo, 17 de noviembre de 2013

A relaxing flight

No sabéis la alegría que me provoca daros la bienvenida una semana más a En el drama de mi vida. Algún día cuando reciba algún premio por la labor que realizo a la sociedad, alguien tendrá que darse cuenta por lo que sé que es cuestión de tiempo, no olvidaré en el discurso de agradecimiento recordar mis inicios con este blog y con el grupo de lectores que espero que vaya en aumento.
¿Os habéis dado cuenta lo humilde que soy? Yo también.

Como por ahora no he encontrado a nadie interesado en pagarme ni un café por lo que escribo, y lo único que gano con esto son dolores de cabeza pensando qué se me ve a a ocurrir cada semana sin caer en la repetición, cuando me apetece salir un fin de semana de la monotonía de mi vida me toca viajar en "low cost".
Hablando de "low cost" no sé si alguna vez he mencionado mi viaje a Lisboa en autobús... es algo que intento olvidar aunque la vuelta en tren (al principio yo también imaginé un AVE o similar pero no, aquello era peor que un Cercanías) fue lo más espectacular que he vivido jamás (espectacular de horrible, por supuesto). Pero mereció la pena porque fui a ver a mi Jon del que si os he hablado ¿verdad?.
Me voy por las ramas como siempre, cuando me pase esto pararme y vuelvo al hilo, la cosa es que hace unos días realicé una escapada con amigos al norte y como lo del coche no era factible porque pasaríamos más tiempo en carretera que otra cosa se decidió viajar en avión.

Desde que comencé con mis entradas semanales (otra vez que me vuelvo a ir del hilo) mi mente se ha deformado de tal manera que en multitud de situaciones salta en mi cabeza una especie de alarma que me hace pensar "esto va para el blog" o si es muy duro es un "esto me da para una entrada del blog" y los que me conocéis podéis dar fe. 
Pues bien, con el viaje en bajo coste mi cabeza casi revienta por culpa de la cantidad de "alarmas" que me saltaban, os hago un breve resumen porque esto es algo que todo el mundo debe experimentar. Para empezar debes meter toda la ropa en una maleta minúscula si no quieres pagar el triple del coste del billete por facturar el equipaje. 
Lo más práctico al final es ponerte la mitad de la ropa el día del vuelo, creando el nuevo estilo conocido como: vestir por capas.
Monísima...

Esto viene muy bien porque por lo general estos aviones suelen ahorrar en calefacción, lo malo es que tienes que encajar en esos asientos minúsculos y claro... ahora con toda esa ropa has ganado por lo menos ¡3 tallas! Es conveniente que viajes acompañada para que alguien te ayude a sentarte. Si tienes la suerte de que el vuelo es corto no desearás pegarte un tiro ya que descubrirás que en los viajes "low cost" revives la maravillosa costumbre del mercadillo, esto es que los azafatos no pararán de venderte productos durante todo el vuelo, qué pesadilla... Que digo yo, ¿cómo pueden moverse bien en esos pasillos tan estrechos?

Pero si hay algo que me saca de mis casillas al viajar en avión es el control de equipaje, aunque lo más peligroso que lleves sea la pasta de dientes te hacen sentir como un auténtico delincuente.
Si llevas zapatos que cubren el tobillo debes quitártelos, si llevas algo de líquido en el neceser tienes que sacarlo y meterlo en una bolsa de plástico transparente, si llevas algo metálico (reloj, pulseras, etc) ponlo sobre una bandeja de plástico... ¿Y todo esto para hacer un viaje de 40 minutos? Es que aunque quisiera montar una bomba con el gel de ducha y la mascarilla ¡no tendría tiempo para ello!. En el vuelo de vuelta la zorra vigilante de seguridad notó algo extraño en mi maleta así que me hizo abrirla delante de todo el mundo mientras un gilipollas compañero pasaba mi bolsa de aseo por el arco de seguridad. ¿Sabéis que era aquello tan peligroso que hizo saltar todas las alarmas? Que mi bote de gel de baño era de 150 ml. cuando lo máximo permitido son 100 ml. 
Disculpad señores de AENA por poner en peligro la seguridad de los viajeros, prometo que no volveré a ser tan sumamente peligrosa... Finalmente todo se solucionó tirando mi bote a un contenedor y yo estoy segurísima que al final de cada día los de seguridad se reparten los objetos incautados, porque si no no tiene sentido tanta tontería.

En fin, antes de irme quiero compartir con vosotros una noticia sobre el libro: Cásate y se sumisa" que ha editado el Arzobispado de Granada y que leí hace unos días. Disfrutad y una semana más ¡gracias por leerme!