domingo, 1 de diciembre de 2013

Cómo ponerse en forma y sobrevivir en el intento

Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida, sé que deseáis leer qué me ha ocurrido esta vez así que por muy ocupada o cansada que esté jamás os abandonaré. Esto me recuerda a que hace poco leí la lista de las mentiras más frecuentes y una de ellas era "jamás te olvidaré", pero a mi lo de engañar se me da fatal porque se me nota un montón así que no tenéis por qué temer. 
La semana pasada os comenté que una de las cosas que me relajaban cuando mi cerebro entraba en colapso era, entre otras cosas, hacer ejercicio. También os dije que este tema iba a dar para mucho así que lo dejaba para otro momento, y ¡este es el momento!
Hasta hace relativamente poco yo era de esas personas que pensaba que correr era de cobardes, que eso de sudar se quedaba sólo para el verano y que el deporte sólo trae lesiones y disgustos. Pero todo cambió tras mi último cumpleaños cuando observé mi cuerpo y descubrí con pavor que a pesar de seguir levantando suspiros allá por donde pasa va notando el irremediable paso del tiempo, así que me planteé mis principios y me prometí hacer ejercicio.
Como me conozco tuve que hacer como con el permiso de conducir, que me tuve que apuntar al teórico para poner a estudiar, en este caso me apunté a una carrera popular para tener alguna motivación que me obligara a no abandonar.
El primer drama, antes si quiera de dar mi primera zancada, fue elegir la ropa de deporte. Por si lo desconocéis mi religión me impide usar chándal más allá que para dormir, de hecho durante años desconocía la utilidad del pijama (siempre me han parecido algo ridículos) y me metía en la cama con chándal.
Pero... ¿salir a la calle vestido de semejante forma? ¿A alguien en su sano juicio se le ocurriría salir de casa en pijama? Pues esto es lo mismo, recuerdo con horror cuando empecé la carrera de Informática y todo el mundo iba vestido de esa manera... Incluso alguno le daba un toque elegante y lo combinada con un polo, pero prefiero olvidar todo aquello porque vuelvo a notar los sudores fríos de aquellos años y ahora en el trabajo no tengo un mini de cerveza tan a mano como antaño para superar este trance.
La cuestión es que yo me negaba a salir a la calle en chándal pero por otro lado la idea de correr en vaqueros no pintaba muy cómoda, así que un día le eché valor, me metí en un Decathlon (dios mío ¡allí había miles de personas!) y me puse a buscar el modelito perfecto para salir a correr. Lo único que vi decente fueron las falditas esas tan monas para jugar al tenis, pero tampoco lo vi factible así que opté por unas mallas y una camiseta. ¿Por que la ropa de deporte lleva esos colores? Vale que durante una época los flúor (para los hombres, colores fluorescentes... como los rotuladores) fueron tendencia, pero por favor ¡que casi salgo con 2 dioptrías de más en cada ojo! (Para los que no lo sepáis, con 2 dioptrías más a mi ya me ponen el puesto de la ONCE)
Tras haber pasado el trance de la ropa tocaba echarle valor y salir a correr al parque, con lo que me gusta a mi la naturaleza... Correr significa que te vas a poner a dar vueltas esquivando a perros, dueños de los perros que son peores que sus mascotas, padres que salen con su descendencia para que estos foguen en el parque y así llevarlos cansados y que no den mucho la lata (igualito que con los perros, vamos), gente en bicicleta que te recriminan que invadas su carril ¡¡pero es que el resto del parque está imposible!! y otros corredores que corren en grupos de 15 personas y tienen que ir todos juntitos porque si no... La verdad es que no tengo ni idea de por qué lo hacen.
Con el cambio de hora y correspondiente adelantamiento de la puesta del sol me empezó a dar miedo salir al parque a la vuelta del trabajo porque estaba todo demasiado oscuro. Para los tengáis la desgracia de no conocerme físicamente os contaré que yo tengo medio bofetón, así que si en algún momento al señor del cloroformo le apetecía darse una vuelta para ver a quién secuestraba hoy, yo sería una presa fácil.
Tuve la tentación de dejar el footing hasta que volviera a anochecer más tarde de las 6 de la tarde, pero rápidamente recordé que me había apuntado a una carrera y que no era plan de tirar el dinero de la inscripción. ¿Veis por qué me lo hice antes de salir a hacer deporte?

Afortunadamente descubrí que en mi edificio existe un gimnasio para los inquilinos, qué cosas ¿verdad? Gracias a ello no abandoné, porque si tengo que pagar una cuota mensual para pasar un mal rato os aseguro que me compensa perder los 10 € que pagué por la carrera. Confieso que desde que acabé el colegio y abandoné la gimnasia obligatoria, no había vuelto a pisar un gimnasio aunque era muy distinto de cómo lo recordaba. Para que os hagáis una idea yo voy allí, enchufo mi máquina para correr y cuando acabo me marcho con la mayor dignidad posible
Pero hay gente que me da la sensación que pasa la tarde haciendo pesas mientras se mira al espejo. La razón que dan es porque así ven si hacen bien el ejercicio... ¡mienten! Yo estoy segura que les gusta mirarse y pensar: 'Qué cuerpazo se me está quedando'
Así pasaron los días hasta que llegó el momento de la verdad. La carrera era a las 9 de la mañana en un parque muy conocido de mi ciudad que para colmo tiene un lago bastante grande, todo estupendo para morirte de frío ¿a que si? Es cierto que cuando empiezas a correr dejas de sentir que te congelas, pero si mi carrera era de 5 kilómetros yo empecé a notar algo de calor pasados los 3, por ello más que una corredora parecía una cosa rechoncha intentando correr de la cantidad de capas que llevaba. 
Menos mal que Matías estaba en la línea de salida para animarnos a todos, con sus chistes y su mera presencia animando a todos los allí presentes.
Cuando llegué a la meta pensé que tampoco había sido para tanto, apenas podía respirar pero bueno.. al menos podía caminar con normalidad hasta el bar más cercano donde recuperar todas las calorías quemadas. Cuando pasó un poco de tiempo y aquello se enfrió mis piernas me dijeron que ya se habían movido suficiente por hoy así que tuve que volver a mi casa como pude.
Tras la carrera he decidido que la experiencia merece la pena así que seguiré yendo al gimnasio varias veces por semana. Eso sí, empezaré a probar las diferentes máquinas tan chulas que tienen por allí y os iré contando si sobrevivo a ello.
Antes de marcharme comparto con vosotros un enlace coincidiendo con que el lunes pasado fue el 'día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer'. Es asombroso, para una persona como yo que en 1991 apenas levantaba un palmo del suelo, ver cómo se podía tomar con tanto humor un cosa tan grave como que una mujer denuncie que sufre maltrato por parte de su marido. Imagino que para los que en aquella época fuerais más mayores y recordarais reíros con este sketch debe ser como mínimo para reflexionar sobre el tema, y pensad por un momento cómo se debió sentir cualquier mujer que sufría este drama en sus propias carnes...

Siento irme con este mal sabor de boca, que la semana próxima volveré con más material para vosotros. ¡Gracias por leerme!

No hay comentarios:

Publicar un comentario