lunes, 6 de octubre de 2014

Lunes

Bienvenidos una semana mas a En el drama de mi vida. ¿Qué tal va el otoño? Yo lo llevo fatal, sobre todo porque no tengo apenas ropa que ponerme ya que hay que esperar a que pase el "veranillo de san Miguel" para hacer el cambio de ropa (de verano a otoño) pero este año parece que se hace de rogar y yo estoy en un sinvivir cada vez que abro mi zapatero y no veo más que sandalias.
¡Uf!

Antes de comenzar quiero tranquilizaros sobre mi entrada anterior en la que hablaba de un chico que decidió acompañarme a casa para ver si con un poco de acoso yo caía rendida a sus pies. No terminé de contaros qué ocurrió a partir del día después, y la duda os corroe. 
Durante los siguientes días tomé otro autobús que, aunque dando más vuelta y con menos frecuencia de paso, me dejaba cerca de mi casa. El chico en cuestión se subió en una parada por la que este último autobús no pasaba, así que no debía tener problema alguno. De todas formas cuando esto ocurrió yo tenía aún jornada de verano así que con la vuelta a septiembre se disipó cualquier duda sobre si volvería a verle. ¿Más tranquilos?
Volviendo al tema de hoy, hace poco escuché que el otoño era una especie de domingo largo y me indigné.
No porque el otoño no me deprima, que si lo hace, sino porque no entiendo por qué se le ha cogido tanta manía al domingo La comparación anterior daba a entender que el otoño es tan triste como un domingo: la vuelta a la rutina, el comiendo del mal tiempo, la caída de las hojas, la ausencia de vacaciones como en el resto de estaciones, y un no parar de cosas horribles que solo paran en esta época. Pero para mi los domingos no son días malos, me levanto cuando tengo hambre, almuerzo cuando me apetece y por lo general suelo "hibernar" en el sofá
Aunque si surge puedo optar por salir de casa a dar una vuelta. ¿Qué hay de malo en ello?

El peor día de todos sin duda es el lunes, todo el mundo lo sabe y por ello el mal humor es el sentimiento predominante en cualquier grupo de seres humanos que se precie. Por ejemplo, el conductor del autobús está enfadado con el mundo así que hoy no le apetece abrirte la puerta cuando te ve llegar corriendo y sin dignidad a la parada, arranca sin ti.
Lo cual incrementa tu ira la cual ya pagarás con cualquier ser que se cruce en tu camino. Los atascos son peores, hay mucha gente que pasa el fin de semana fuera de la ciudad y el lunes se acumulan todos para desesperación del resto de personas que no se han metido con nadie, estás más cansado de lo normal porque el iluso de tu cuerpo ha pensado que los dos últimos días sin madrugar significaban el comienzo de las vacaciones, así que la noche anterior no había persona de bien que fuera capaz de irse a la cama antes de las 12.
¿Y esas conversaciones al llegar al trabajo? ¿Qué tal estás? Aquí de lunes... ¿Qué coño demonios es estar de lunes?
Ya me ponen de mal humor para el resto de la semana. El lunes pasado intentando huir de ese diálogos de besugos huí a hacerme un café cuando comprobé que habían cambiado la máquina durante el fin de semana.
Debe ser que hay que hacer un curso de formación para aprender a utilizarla o que yo soy idiota, pero al final la máquina nueva destrozó mi cápsula de café y como mi dignidad me impidió ir por otra esa mañana me desperté con manzanilla. ¡Malditos lunes!

Menos mal que por la noche tengo mi dosis de Isabel...
Sino no se que sería de mi.

¡Gracias por leerme!