Ya estamos de nuevo instalados en
la rutina, ya acabó el buen rollo
navideño y, probablemente, a estas alturas ya habremos incumplido algún
propósito de año nuevo. Me has pillado optimista, así que quiero pensar que
algo de lo que nos hemos propuesto cumpliremos.
Desde hace varios años tengo la
suerte de utilizar el transporte público para desplazarme a diario, antes a la
universidad y ahora al trabajo (lo de suerte es una ironía, es que a mí me
cuesta captarlas así que por si acaso hago este apunte).
En este tiempo, he llegado a una
serie de conclusiones que les serán familiares a los que están en mi situación.
Si sois de los que podéis ir andando al trabajo o universidad, ¡desapareced
inmediatamente de mi vista porque os odio profundamente!
Disculpad, estoy tratando mis
episodios de ira… antes de empezar con los insultos a los usuarios de coche que
se quejan de los atascos, a pesar de que mantienen su espacio vital, no huele raro
y puedes regular la temperatura… , comenzaré sin más demora con las conclusiones obtenidas tras años de sufrimiento.
1.- En el momento que pongas un pie
en el metro, tren o autobús descubrirás que todos los que serán tus compañeros
de viaje son estúpidos.
2.- El día que más cansado estés, cuando
por fin se ha quedado un sitio libre, aparecerán un montón de personas mayores
a las que tendrás que cederles el asiento amablemente. Hay muchos que te dan
las gracias, a mi me han llegado a dar caramelos, pero otros sin embargo ni te
mirarán… En ese momento es importante que controles la respiración, cuentes
hasta mil y ¡te alejes de ese maldito viejo desagradecido!
3.- Relacionado con el tema de ceder
el sitio, hay que tener mucho cuidado con confundir a una mujer embarazada con
una chica con algo de sobrepeso. En caso de duda os aconsejo que miréis para
otro lado y os hagáis los tontos o, si vuestra conciencia no os lo permite,
levántate sin más como si te apeteciera estirar las piernas.
4.- Si viajas en autobús y lo tomas
en la cabecera, observarás que muchas veces el conductor decide encerrarse en
el vehículo un rato o tomarse algo antes de permitir el acceso a los nuevos
pasajeros. A muchos les importa muy poco si en la calle hace 40 grados, 3 bajo cero o está cayendo una tormenta
increíble, así que no queda más remedio que buscar un hueco bajo la marquesina
mientras piensas en tu gran y despiadada venganza: “pues ahora cuando entre no
le doy los buenos días...”
5.- Para el autobús tengo una duda:
he observado muchas veces a gente esperando en la parada y, cuando por fin les
toca entrar, deciden buscar el billete o las monedas para pagar el mismo. Esto
genera un retraso que suele desestabilizar a las personas que van detrás en la
fila, así que me pregunto ¿no han tenido tiempo de hacer todo eso? La única respuesta que he encontrado está en el punto 1.
6.- El viajar en la llamada hora
punta te expone a hacerlo de manera que apenas hay espacio para cada usuario.
No pocas veces, y casi siempre de manera involuntaria, alguien acaba llevándose
algún golpe como consecuencia que los conductores conducen como si se tratara
del mismo Dakar y sólo unos pocos afortunados llegan a agarrarse a la barra de
sujeción. Si alguna vez sufres algún pisotón, codazo o similar, intenta pensar por un momento que
el resto de pasajeros están igual de fastidiados que tú, así que tus quejas y
caras de asco déjalas para otro momento.
7.- El punto anterior también se
puede aplicar en caso de huelga de transporte.
8.- Otra cosa que no soporto es ese
momento en el que llegas a tu parada, te dispones a salir pero observas a una
masa enfurecida que entra en busca de un sitio (y que en ese momento te pasaría
por encima si es necesario) provocando un precioso tapón en la puerta que te
hace salir a propulsión.
9.- Merecen mención especial esa
gente que decide colocarse en la misma puerta, a pesar de que haya espacio en
la parte central y que no se bajarán hasta varias paradas después. Y tú que vas
a salir, inocentemente piensas que esa persona también lo hará y cómo no estés
atento sufrirás lo comentado en el punto 8.
10.- ¿Qué sería del transporte público
sin ese olor tan… horriblemente característico? Incluso a las 7 de la mañana
que yo me pregunto si esas personas, con aparentemente buena pinta, dormirán en
una ciénaga o algo por el estilo. Lo peor es cuando intentan taparlo con
colonia, ahí es mejor que te pille con algo en el estómago porque si no tu
viaje se hará demasiado largo.
¡Gracias por leerme!
¡¡Yo me he sentido súper identificada con esta última entrada del blog!! Y es que ser usuario del transporte público en Madrid ya es una categoría dentro del género humano. ¡¡Qué experiencias y lo que se pierden los adictos al coche!!
ResponderEliminarPropongo otro tema para una futura entrada: Asunto Huelgas en los Transportes Públicos Madrileños. Eso si que es un drama....
Todavia sigo esperando que se trate el tema del comunio...
ResponderEliminarLa calle lo pide!!!
Bueno reina, ya me he leído todas las entradas de tu blog, que lo había ido olvidando y ya por fin me he puesto a ello. Me he leído todo y me he quedado con ganas así que eso será buena señal, espero! la verdad que me da un poco de envidia, pero me pasa un poco como a ti y no se me ocurren muchas cosas sobre las que escribir, así que igual me dedico a ir comentándote las entradas que vayas haciendo tú, jijiji.
ResponderEliminarUn besazo guapa, y sigue escribiendo!!