sábado, 4 de abril de 2015

Soy zurda

Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida. ¿Sobrevivisteis a san Valentín? Afortunadamente es solo un día al año, así que lo mejor de pasarlo es saber que quedan 12 laaaargos meses para volver a sufrirlo. 

Antes de nada os pido disculpas por no haceros últimamente mucho caso, pero desde que dejé de ser una parada más solo me queda tiempo para dormir y preparar la comida del día siguiente. No tengo fuerzas para otra cosa, está claro que no he nacido para trabajar.
Además, llevo un tiempo preparando una página más chula en la que alojar todos mis blogs (buenen realidad son tres, que dicho así parece que tengo miles) y eso también me quita tiempo, aunque reconozco que la mayor parte de mi tiempo libre la paso en brazos de Morfeo.
Por si todo esto os parece poco impedimento desde hace un par de semanas voy coja debido a una sesamoiditis que me está amargando la vida. ¿Por qué mi vida es tan miserable?
Así que para compensaros hoy he decidido hacerlos una confesión que es posible que os haya comentado en alguna entrada, pero de la que hoy quiero hablar largo y tendido: queridos fans, soy zurda
Zurda como Marie Curie, como Obama, como Napoleón o como Bill Gates. Soy zurda como Jimi Hendrix, como Maradona
Y sobre todo zurda como mi hermano, al que muchos dicen que inconscientemente imitaba. 

Todo comenzó en mi más tierna infancia, cuando ni siquiera caminaba pero ya era capaz de agarrar cosas con las que entretenerme. Cuentan que cuando algún mayor me daba un objeto yo ofrecía rápidamente mi mano izquierda, la derecha siempre ha sido una cosa inútil que tengo en mi cuerpo por temas de simetría, supongo. A veces me corregían pidiéndome que agarrara aquel objeto con la otra mano, cosa que hacía sin rechistar (es posible que de aquella aún no supiera hablar) pero rápidamente, y cuando creía que nadie me observaba, me lo pasaba a mi "mano buena". 
Afortunadamente pronto se dieron por vencidos y me dejaron vivir mi "zurdez" en libertad, pero usar la mano izquierda para todo acarrea dificultades que vosotros, los diestros, jamás comprenderéis.

Por ejemplo, los diestros no tenéis ni idea de lo que significa entrar un un aula y ver que todas las mesas son de esas que vienen con la silla incorporada
¿Esto? Es mentira, no existe, así que en tal situación te toca inclinarte 45º sobre ti mismo para escribir con toda la dignidad que te quede en ese momento. Muy cómodo para la espalda, además.

Aunque los problemas con las mesas no terminan ahí, ya que como escribimos y comemos al revés que la mayoría de la humanidad, así que o te sientas en el extremo izquierdo o pasarás una maravillosa velada de codazos y caras largas.
Y seguimos comiendo, ¿sabéis lo que es cortar las cosas con tu mano "mala"? Cuando eres pequeño y te enseñan a usar los cubiertos por defecto te ponen el cuchillo en la mano derecha y el tenedor en la izquierda, ya que se supone que tienes más fuerza en la diestra ¿verdad? Pero ¿qué ocurre cuando enseñan eso a un niño zurdo? Pues que o vuelves a aprender a usar los cubiertos cambiando de mano o cada vez que te pongan un filete algo más pasado de lo normal te resignas a sufrir.

Un zurdo se acostumbra a no saber usar un abrelatas, a odiar los cuadernos
O a dar por hecho que tu mano izquierda va a acabar manchada de tinta después de escribir con boli.
Pero lo peor es esa gente que aún no se acostumbra a encontrarse a un zurdo por la vida
¿Podríais esforzaros al menos tanto como cuando a mi me toca pelar patatas con un cuchillo común?

¡Gracias por leerme!

1 comentario:

  1. Yo también soy zurdo, aunque me considero más ambidiestro que otra cosa, y lo digo por estos motivos:
    Fundamentalmente soy zurdo por que escribo con la mano izquierda, pero algunas cosas como cortar con tijeras o usar el ratón de la computadora con esa mano se me dificulta, entonces lo hago con la derecha.

    ResponderEliminar