Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida, me alegra enormemente veros de vuelta una semana más pero tan expectantes como la primera vez.
A no ser que hayáis vivido los últimos días escondidos en alguna cueva, cosa que entendería perfectamente porque a mí a veces el contacto humano se me hace realmente insoportable, os habréis dado cuenta que estamos a las puertas de san Valentín, también conocido como día de los enamorados.
Si lo desconocíais cada 14 de febrero se conmemora el asesinato de un obispo en tiempos del emperador Claudio II, por desafiar la ley que prohibía el matrimonio entre soldados romanos. Hasta aquí todo correcto, como cuando se celebra en san Antón el día de los animales.
Si lo desconocíais cada 14 de febrero se conmemora el asesinato de un obispo en tiempos del emperador Claudio II, por desafiar la ley que prohibía el matrimonio entre soldados romanos. Hasta aquí todo correcto, como cuando se celebra en san Antón el día de los animales.
Pero en los últimos tiempos esto se ha ido de las manos, además desde que he vuelto al trabajo estoy que no me aguanto ¡con lo feliz que yo era en mi casa sin tener que madrugar!
A lo que iba, el día de san Valentín se ha convertido en la jornada ideal para que las parejas decidan compartir con todo el mundo, les importe o no a los demás, lo mucho que se quieren y las tonterías que se dicen y que deberían permanecer en privado para el fin de los días. La siguiente escena es inventada pero no dista mucho de lo que hemos visto todos en las redes sociales, procedo:
-Feliz san Valentín cariño mío -a lo que el tal cariño mío responde- Jo cómo te quiero florecilla -Pero esto no acaba aquí, porque florecilla responde rauda y veloz- ¿Sabes qué? Cada día te quiero más y mira que es difícil -Yo estoy deseando llegar a casa para verte, y quién sabe ¿habrá algún regalo? (emoticonos cursis) -Oh pues no sé, ¿san Valentín me habrá dejado algo? ...
Y paro porque más de uno habrá comenzado a vomitar un precioso arcoíris.
A ver, queridos cariñito, florecilla y demás parejas con problemas para percibir la vergüenza ajena, me embarga la emoción al comprobar cuánto os queréis pero de verdad, a mí lo único que me provoca son unas arcadas por culpa de vuestro empacho de pastelosismo que me gustaría evitar.
Aunque lo que ya no puedo soportar es que la conversación anterior vaya acompañada de una foto de la pareja en cuestión besándose o en una actitud postcoital que, lo repito, a absolutamente nadie le interesa ver.
El día de san Valentín procuro entrar lo mínimo posible en las redes sociales, si no quiero entrar en colapso por tanto corazón, ramos de flores y comentarios cursis del estilo del que he reproducido más arriba. Pero claro, si salgo a la calle es peor porque veré lo mismo en directo, y ahí no puedo cerrar la ventana del navegador.
¿Sabéis que es lo que más me molesta? Esas personas que se toman tan en serio este día hasta el punto de olvidar lo que ocurre el resto del año y me explico. Si tu pareja es cariñosa contigo, se acuerda de aniversario y cumpleaños pero el día de san Valentín no te hace ningún regalo, porque, pensándolo fríamente ese día no celebráis absolutamente nada (a no ser que la casualidad haya querido que ese día sea vuestro aniversario o cumpleaños) no es necesario que lo pongas a parir porque no ha aparecido con un ramo de flores y una caja de bombones como el 98% de los hombres que deambulan ese día por la calle. Por otro lado si jamás te regala nada, si nunca te sorprende ni siquiera con una miserable cena pero ese día aparece con un osito que te declara su amor cuando le aprietas la barriga...
Cariño, despierta y búscate algo mejor.
Cariño, despierta y búscate algo mejor.
Algunos podéis pensar que soy muy intransigente con aquellos que son felices celebrando el día de los enamorados, afortunadamente para ellos vivimos en una democracia que les permite cosas como estas, pero a mí todo esto me fastidia enormemente ¿nadie piensa en mí o qué? Este año cae en sábado, día en el que por defecto me gusta ir al cine para a continuación cenar fuera y tomarme alguna copichuela (pocas, que a mí me sube muy rápido) ¿qué va a ser de mi ese día?
Las salas de cine estarán llenas de parejitas compartiendo bol de palomitas a la dama y el vagabundo aunque eso no me preocupa, seguramente la gran mayoría vayan a ver Cincuenta sombras de Grey, unos para satisfacer al otro y otros para ver si les gusta tanto como los libros. Donde sí voy a tener problemas de aforo va a ser cuando decida salir a cenar tras disfrutar de la película, probablemente esté todo lleno, tenga problema para sentarme y el servicio sea más lento. ¿Me he metido yo con alguien en otra vida para merecer esto?
Las salas de cine estarán llenas de parejitas compartiendo bol de palomitas a la dama y el vagabundo aunque eso no me preocupa, seguramente la gran mayoría vayan a ver Cincuenta sombras de Grey, unos para satisfacer al otro y otros para ver si les gusta tanto como los libros. Donde sí voy a tener problemas de aforo va a ser cuando decida salir a cenar tras disfrutar de la película, probablemente esté todo lleno, tenga problema para sentarme y el servicio sea más lento. ¿Me he metido yo con alguien en otra vida para merecer esto?
Y ¿qué me decís de los correos electrónicos? Llevo semanas recibiendo ofertas para “una escapada romántica” o para tener “un look sexy con el que sorprender a mí parece”. Que digo yo ¿el resto del año la gente qué hace con sus vidas? Si quieres darle una sorpresa no esperes al 14, es posible que no sea tan sorprendente…
Me indigno mucho así que os dejo por hoy, ¡gracias por leerme!
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