miércoles, 30 de julio de 2014

Summer time

Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida. Antes de continuar quisiera disculparme por este retraso de casi un mes pero entre un virus estomacal que me pegaron y me llevó a visitar la sala de urgencias, el trabajo en el que estamos la mitad de la oficina para la misma carga de trabajo, que estoy preparando una web más chula para todos los blogs y que han sido los fastos de mi cumpleaños (del que os hablaré el próximo día porque hoy ya no me da tiempo) estoy que no vivo. Espero que sepáis perdonarme.

Tras pasar nevadas, lluvias que provocaban atascos mañaneros de más de una hora y la temida época de entretiempo en la que tienes que salir con todo el armario a cuestas porque no sabes con qué te sorprenderá el mercurio por fin llegó el ansiado verano con su calor, las cenas sin ver la luna porque esta no aparece hasta las 10 de la noche, las siestas viendo el Tour, los encierros de San Fermín... Que por cierto desde pequeña no me pierdo uno, antes madrugaba para verlos y me volvía a la cama, ahora lo veo mientras desayuno antes de ir a trabajar.
Muy triste todo.

Pero lo que más caracteriza al comienzo del verano son las rebajas, y de eso os quiero hablar hoy. Confieso que llevo años sin comprar en época de descuentos ¡no puedo soportarlo! Para empezar, las tiendas aguantan el triple de aforo que un día normal y no quiero ni hablar de las colas interminables para pagar. Bueno pagar... Lo más normal es que haya más gente esperando para devolver ropa que para adquirirla ¡qué manía tenemos con la compra compulsiva cuando bajan los precios!
¿Quién se puede resistir a semejante ganga?

Por esa razón desconecto mi lado consumista en esta época. ¿Nunca os ha pasado que vais a comprar unos zapatos y volvéis con 3 camisetas, un bolso y unas pulseras que os pondréis dos veces en vuestra vida pero que estaba tan rebajado que no os pudisteis resistir?

Pero por mucho que lo intento vivo amargada desde que inventaron las compras por Internet. Antes con no pasarte por la tienda era suficiente, pero debieron pensar que si el cliente no iba a la tienda la tienda irá al cliente así que decidieron que sería buena idea acosarte a correos electrónicos mostrándote la cantidad de cosas tan monas, y tan baratas, que puedes comprar con solo un click.
De todas formas no tenemos que creernos todo lo que nos cuentan, porque a mi me cuesta creer que las tiendas rebajen tanto sus productor manteniendo la calidad y sigan ganando directo. ¿En qué momento nos están engañando?
¿Y qué decir del la mayoría del mundo masculino y parte del femenino que sufren esta época como a que le mandan a trincheras?
A mi me dan mucha lástima verlos a todos en la puerta con cara de resignación, mirándose entre ellos buscando una mirada de complicidad con la que decirse "ánimo que seguro que la tuya es la siguiente".

Hace poco un equipo de fútbol lanzó una campaña publicitaria para la captación de socios que me ha recordado a todo esto.
Ha generado polémico por resultar sexista pero, sinceramente, a mi me ha hecho gracia ¿y a vosotros qué os parece?

¡Gracias por leerme!