domingo, 2 de febrero de 2014

La mala educación

Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida, el lugar donde espero que dejéis vuestras preocupaciones aparcadas aunque sea durante unos minutos. Antes de nada os pido disculpas por mi ausencia la semana pasada, pero hay momentos en los que lo que te rodea literalmente te supera y no tienes ganas ni fuerzas para reírte y mucho menos para hacer sonreír a los demás. Aunque como se suele decir: el espectáculo debe continuar.
Me estoy empezando a poner filosófica/coñazo y ¡nadie me avisa para que pare!

A lo que iba. Cuántas veces no ha pasado que te levantas por la mañana tan feliz, tienes tus problemas como todos pero aún así decides poner tu mejor cara porque los demás no tienen culpa. Llegas al trabajo, saludas a un compañero que ha llegado antes que tú pero este ha decidido que tú si vas a pagar por sus problemas y opta por no mirarte y ni mucho menos devolverte el saludo. Así te sientes
Es posible que os parezca una tontería pero a mi ese tipo de cosas me fastidian la mañana. ¿A vosotros no? Otro ejemplo sin salir del trabajo, ¿por que cierto tipo de individuos deciden que la señora de la limpieza es un ser inanimado al que no hace falta saludar o agradecerle cuando recoge algún tipo de residuo de tu mesa? ¿Cuesta dinero quizás?
Hace poco hablaba de los regalos-cutres-que-te-mueres-y-que-para-eso-no-regales-nada coincidiendo con el día de reyes ¿lo recordáis?. En estas situaciones sale a relucir la poca educación de muchas personas que, al recibir algo que no les agrada, responden claramente con un "vaya horror me has comprado" acompañado de una cara de asco por si no te había quedado claro que lo que ha recibido de tu parte le parece una auténtica mierda.
Me ha tocado vivir alguna situación así como mera espectadora y os aseguro que he pasado una vergüenza ajena terrible por lo que no quiero imaginar cómo se habrá sentido el ser que regala frente a esa humillación pública. Por favor gente, aprended a disimular un poquito anda... Si se acercan las navidades, vuestro cumpleaños o algún tipo de aniversario os rogaría que ensayarais algún tipo de sonrisa frente al espejo para evitar estos momentos incómodos.

Y ¿qué me decís del transporte público? Lo odio con todas mis fuerzas pero he de reconocer que si fuera a trabajar en coche no hubiera creado la mitad de mis entradas. Para empezar antes de subir ya te están empujando o intentándose colar (esto se suele dar sobre todo en gente mayor que deben pensar que los demás somos imbéciles y no nos damos cuenta) y cuando subes son los pocos los que se dignan al conductor que está ahí haciendo su trabajo como buenamente puede y que debe ser otro objeto inanimado, al igual que la asistenta de la oficina.
Son gestos tontos que no nos cuestan nada, pero pueden sacar una sonrisa a alguien o simplemente no hacerle sentir una basura. Es muy simple e intentaré resumirlo en los siguientes puntos, que aunque parecen obvios no está de más recordarlo:
  • Si llegas a un sitio saluda.
  • Si te vas, despídete.
  • Si pides algo, hazlo "por favor".
  • Si recibes algo contesta con un "gracias".
  • Si vas a decir algo que no va a aportar nada pero puede hacer daño al receptor, omítelo.
  • Si has hecho daño a alguien y eres consciente de ello, discúlpate.
Todo esto me recuerda a cuando era niña cuando mi abuela me servía la comida y yo le daba las gracias. Ella se reía ya que la mujer no entendía por qué le daba le agradecía algo que ella llevaba haciendo toda su vida y que se suponía que era lo que tenía que hacer. Es para reflexionar ¿verdad?
¡Gracias por leerme!

No hay comentarios:

Publicar un comentario