lunes, 20 de enero de 2014

Contando calorías

Me complace enormemente recibiros una semana más En el drama de mi vida. Contadme ¿cuántos propósitos de año nuevo habéis incumplido ya?
No lo pregunto para hundiros en la miseria más absoluta, que os lo tenéis merecido por creer que vuestra vida va a dar un giro de 180º sin esforzaos lo más mínimo, si no porque esta semana quiero hablar de la epidemia que vivo a mi alrededor. Ojalá fuera la gripe...
Nada más lejos de la realidad, mis estimados seguidores, desde hace pocas semanas toda (o casi toda) la gente de mi entorno está a dieta. Todo comenzó un día que en mi móvil no paraba de recibir mensajes del tipo "hoy me toca comer acelgas hervidas ¡qué pereza!" o "yo he pasado toda la mañana a base de infusión de hiervas aromáticas porque me han dicho que sacia por sólo 10 calorías". Parecía que el tema del día era hablar de comida, así que yo también quise participar e informé a mi grupo de whatsapp que en ese mismo instante estaba ingiriendo con mucho gusto unos macarrones a la boloñesa gratinados que estaba de vicio. De repente comencé a recibir reproches pero yo no entendía nada...
Cuando al día siguiente la situación se repitió con algún compañero de trabajo empecé a atar cabos. 
Resulta que cuando terminan las navidades (para mi enorme felicidad) aparece un virus entre la población común el cual les convierte en unos expertos nutricionistas y les obliga a imponerse una dieta, hechas por ellos mismos, la cual necesitan compartir con los demás acompañada de lamentos. Si notas que alguien de tu alrededor ha sido contagiado no tienes más remedio que acompañarles en su dolor y huir del lugar en cuanto puedas.
Cualquier otra opción será fatal, y para muestra los siguientes ejemplos:

Situación 1
Tu: "Pero bueno, ¡si no estas gorda/o!"
Individuo a dieta: "¿Cómo que no? Lo que pasa es que con ropa lo disimulo, pero si que me sobra algún que otro michelín."
De repente se hace un silencio incómodo ya que por lo general es cierto que a esa persona le sobra peso, pero no es plan de darle la razón aunque seguir negando lo evidente lo hace todo mas incómodo. Tu interlocutor lo percibe y las ganas de justificarse le invaden.
Individuo a dieta: "Hombre a ver, tampoco estoy gordo/a, lo que pasa es que metabolizo mal las grasas y bla bla bla"
En este  punto yo prefiero desconectar, me entra la risa y no es plan. Si lo sé no opino y evito este mal rato.
Situación 2
Tu: "Pero bueno, ¡si no estas gorda/o!"
Individuo a dieta: "No ya... si lo se, pero me sobran sólo 2 kilos y quiero perderlos. Porque no estoy así gordo de tener barriga ¿sabes? si no sólo 2 kilos"
Para ello comerá un trozo de acelga servido en un plato enorme, así se nota más que es un trozo de acelga, para atiborrarse de galletas cuando nadie le ve porque le baja el azúcar. Es inútil explicarle que 2 kilos se pierden y se ganan sin apenas percibirlo mediante el ojo humano, pero el objetivo de este tipo de ser es llamar la atención que otra cosa.

Situación 3
Tu: "Pero bueno, ¡si no estas gorda/o!"
Individuo a dieta: "¿Qué no lo estoy? El problema de la gente como tú que coméis de todo sin engordar es que os pensáis que todo el mundo es igual que vosotros y que los que estamos gordos es porque queremos ¿verdad?"
Así que por estos motivos os recomiendo que si detectáis a alguno de los perfiles anteriormente descritos los ignoréis como buenamente podáis antes de que os engullan en su mundo. Por lo general, a este tipo de persona lo único que les motiva a seguir con su régimen de comidas es poder compartir sus quejas con otras personas de su misma condición, así que si permaneces a su lado acabarás mandando fotos a tus contactos de tu brócoli hervido mientras justificas que te has tenido que zampar media pastelería de camino a casa porque te ha bajado la tensión.

Antes de despedirme por hoy y hablando de dietas, os presento a un estadounidense que adelgazó 16 kilos comiendo únicamente comida de Mc Donalds. ¡Tomad nota para vuestra próxima dieta!
Gracias por leerme

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