Bienvenidos una semana más a En el drama de mi vida, no me apetece volver a repetir que entráis en el lugar donde por unos minutos desconectáis de la monotonía en la que se ha convertido vuestra vida y os sentís que podéis con todo. Aunque no sé si entrar a ver mi entrada semanal ya forma parte de vuestra rutina... Bueno, os doy la bienvenida igualmente.
Muchas veces después de navegar por la Red y reprimir mis ganas de arrancarme los ojos como consecuencia de la manera que tienen muchos hispanohablantes de interpretar el idioma a su manera, entro en la web de la RAE para compensar semejante aberración a la lengua de Cervantes. El otro día me puse a buscar palabras al azar y entre ellas me dio por buscar el significado de otoño, esto fue lo que encontré.
Dejad de mirar la pantalla como si estuviera loca, leed y ahora os cuento...
Perfecto, ahora releer la segunda acepción exactamente donde pone "Época templada del año" y decidme si no os sentís vacilados por la RAE porque yo sí y mucho. Si yo creara mi propio diccionario en la entrada del Otoño escribiría que es esa época del año en la que puedes encontrar gabardinas, bailarinas sin medias, abrigos y mangas cortas sin ningún tipo de pudor ni sentido. Tampoco olvidaría apuntar que en otoño vas a todos lados esquivando gente acatarrada como si se tratara de zombies en un capítulo de "The Walking Dead" cualquiera. Por cierto gente-que-se-pone-mala, no hace falta demostrar a todo el mundo lo sufridos que sois por lo que si tenéis una gripe del carajo o algo contagioso por dios ¡¡quedaos en vuestra maldita casa!!
Por no hablar de esos virus estomacales que yo creo que se generan en las guarderías y se empiezan a expandir a la velocidad de la luz a partir de la vuelta al cole del demonio. Yo creo que los centros de salud y hospitales deberían dejar de vacunar a la gente y en su lugar los manden a pasar una semana con un grupo de preescolares. Si sobrevives a ello estás inmunizado más que de sobra, y seguro que sale mucho más barato que ponerse a vacunar a todo el mundo...
De nada Ana Mato.
Pero no me quiero distraer del tema que me irrita esta semana, ¿qué se supone que me tengo que poner cada mañana? Y no me refiero a la emisora de radio, ésta debe ser allá donde esté Carlos Herrera el cual a partir de ahora se convertirá en vuestro líder.
Me refiero a la ropa, un día ves todo gris y decides que va a llover así que te plantas tus Hunter (botas de agua para el género masculino) pero al final lo único empapado serán tus pies porque sin saber cómo el día se ha abierto alcanzando los 24 grados y luciendo un sol espléndido. Y allá vas tú, divina de la muerte con tus botas mientras la gente te mira buscando qué tara mental traes de serie para cometer semejante estupidez.
Aunque no sé si es peor hacer como hice yo el otro día, os pongo en situación: tengo un abrigo con capucha de quita y pon, por defecto la llevo puesta pero últimamente me molestaba al sentarme en el autobús así que una noche me cansé y le quité el gorro. Al día siguiente me levanté, me puse unos salones (zapatos de tacón, chicos) muy monos y salí corriendo porque una mañana más perdía el autobús. Cuál fue mi sorpresa cuando al tomar contacto con la calle ¡¡llovía!!
¿Por qué la naturaleza me odia de esa manera? ¿Será porque por culpa de la laca me estoy cargando la capa de ozono? Nunca lo sabré, pero ya no había marcha atrás y tuve que ir a trabajar con la mayor dignidad posible que tiene alguien que se está empapando por idiota. Menos mal que ese día los conductores leyeron mi entrada anterior, no hubo atasco y pude llegar a mi hora.
Así que en esta odiosa época del año te ves en la obligación de salir con abrigo porque por la mañana te congelas pero también ponte algo de manga corta porque claro, nunca se sabe si ese día tus compañeros de oficina querrán revivir alguna de las olas de calor de julio y pondrán el termostato a 27 grados. Tampoco olvides echar alguna chaqueta, cuando vuelvas a casa refrescará un poco de forma que el abrigo te va a sobrar pero como salgas en manga corta eres carne de resfriado.
Eso si no le da al tiempo por llover, entonces todo se vuelve más emocionante porque a las mil cosas que llevas le tienes que añadir el estúpido paraguas plegable. ¿Por qué digo que es estúpido? Porque se supone que su función es la de protegerte de la lluvia, pero nadie te avisa que en cuando sopla un poco de viento se vuelve loco y se transforma en una cosa muy útil para recoger caramelos en las cabalgatas, poco más.
Volviendo a la RAE, mirad la noticia que he leído recientemente. Nunca dejan de sorprendernos... Necesito asimilarla así que os voy dejando por hoy, que tengáis buena semana y no pilléis ningún catarro que todo se pega.
¿Gracias por leerme!
Muchas veces después de navegar por la Red y reprimir mis ganas de arrancarme los ojos como consecuencia de la manera que tienen muchos hispanohablantes de interpretar el idioma a su manera, entro en la web de la RAE para compensar semejante aberración a la lengua de Cervantes. El otro día me puse a buscar palabras al azar y entre ellas me dio por buscar el significado de otoño, esto fue lo que encontré.
Dejad de mirar la pantalla como si estuviera loca, leed y ahora os cuento...
Perfecto, ahora releer la segunda acepción exactamente donde pone "Época templada del año" y decidme si no os sentís vacilados por la RAE porque yo sí y mucho. Si yo creara mi propio diccionario en la entrada del Otoño escribiría que es esa época del año en la que puedes encontrar gabardinas, bailarinas sin medias, abrigos y mangas cortas sin ningún tipo de pudor ni sentido. Tampoco olvidaría apuntar que en otoño vas a todos lados esquivando gente acatarrada como si se tratara de zombies en un capítulo de "The Walking Dead" cualquiera. Por cierto gente-que-se-pone-mala, no hace falta demostrar a todo el mundo lo sufridos que sois por lo que si tenéis una gripe del carajo o algo contagioso por dios ¡¡quedaos en vuestra maldita casa!!
Por no hablar de esos virus estomacales que yo creo que se generan en las guarderías y se empiezan a expandir a la velocidad de la luz a partir de la vuelta al cole del demonio. Yo creo que los centros de salud y hospitales deberían dejar de vacunar a la gente y en su lugar los manden a pasar una semana con un grupo de preescolares. Si sobrevives a ello estás inmunizado más que de sobra, y seguro que sale mucho más barato que ponerse a vacunar a todo el mundo...
De nada Ana Mato.
Pero no me quiero distraer del tema que me irrita esta semana, ¿qué se supone que me tengo que poner cada mañana? Y no me refiero a la emisora de radio, ésta debe ser allá donde esté Carlos Herrera el cual a partir de ahora se convertirá en vuestro líder.
Me refiero a la ropa, un día ves todo gris y decides que va a llover así que te plantas tus Hunter (botas de agua para el género masculino) pero al final lo único empapado serán tus pies porque sin saber cómo el día se ha abierto alcanzando los 24 grados y luciendo un sol espléndido. Y allá vas tú, divina de la muerte con tus botas mientras la gente te mira buscando qué tara mental traes de serie para cometer semejante estupidez.
Aunque no sé si es peor hacer como hice yo el otro día, os pongo en situación: tengo un abrigo con capucha de quita y pon, por defecto la llevo puesta pero últimamente me molestaba al sentarme en el autobús así que una noche me cansé y le quité el gorro. Al día siguiente me levanté, me puse unos salones (zapatos de tacón, chicos) muy monos y salí corriendo porque una mañana más perdía el autobús. Cuál fue mi sorpresa cuando al tomar contacto con la calle ¡¡llovía!!
¿Por qué la naturaleza me odia de esa manera? ¿Será porque por culpa de la laca me estoy cargando la capa de ozono? Nunca lo sabré, pero ya no había marcha atrás y tuve que ir a trabajar con la mayor dignidad posible que tiene alguien que se está empapando por idiota. Menos mal que ese día los conductores leyeron mi entrada anterior, no hubo atasco y pude llegar a mi hora.
Así que en esta odiosa época del año te ves en la obligación de salir con abrigo porque por la mañana te congelas pero también ponte algo de manga corta porque claro, nunca se sabe si ese día tus compañeros de oficina querrán revivir alguna de las olas de calor de julio y pondrán el termostato a 27 grados. Tampoco olvides echar alguna chaqueta, cuando vuelvas a casa refrescará un poco de forma que el abrigo te va a sobrar pero como salgas en manga corta eres carne de resfriado.
Eso si no le da al tiempo por llover, entonces todo se vuelve más emocionante porque a las mil cosas que llevas le tienes que añadir el estúpido paraguas plegable. ¿Por qué digo que es estúpido? Porque se supone que su función es la de protegerte de la lluvia, pero nadie te avisa que en cuando sopla un poco de viento se vuelve loco y se transforma en una cosa muy útil para recoger caramelos en las cabalgatas, poco más.
Volviendo a la RAE, mirad la noticia que he leído recientemente. Nunca dejan de sorprendernos... Necesito asimilarla así que os voy dejando por hoy, que tengáis buena semana y no pilléis ningún catarro que todo se pega.
¿Gracias por leerme!
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