lunes, 1 de abril de 2013

¡Es que no te puedo soportar!

¿Qué tal habéis pasado la Semana Santa, os habéis ido de viaje? Yo acabo de volver de pasar unos días por los pueblos de mi familia, me gusta ir cada año y recordar cuáles son mis raíces.
 
Lo de los pueblos es algo genial: te reencuentras con tu familia, revives momentos de tu infancia y adolescencia y te das cuenta que por 20 € puedes comer y beber como si no hubiera mañana. Pero también te toca sufrir al señor panadero avisando de su presencia (tocando insistentemente el claxon a su paso) a eso de las 9 de la mañana, a señoras de edad indefinida insistiendo que seguro que te tienes que acordar de ellas porque cuando llevabas chupete cenaste una vez en su casa o percatarte que aquel chico (o chica) que te gustaba en su época ahora es un señor que aparenta ser mayor que tu padre (o una madre de familia que perdió su cintura cuando aún pagábamos en pesetas) con la merecida burla de tu novio (o novia) al que has llevado en un ataque de valor a conocer a tu extensa familia.

Tras varios días de "regreso al pasado" toca el viaje de vuelta a la rutina, a tu cama y a la comida de tu casa, cómo la echaba de menos... Afortunadamente yo volví de madrugada, por lo de "afortunadamente" se nota que iba de copiloto ¿verdad?. La experiencia era nueva pero la recomiendo: apenas hay coches en la carretera, al llegar a la ciudad sólo hay tranquilidad y te evitas a la temida operación retorno.
Es que lo de los atascos es algo maravilloso, mientras las tensiones van creciendo en tu propio vehículo con frases tipo "es que deberíamos haber salido ayer", "esto es culpa es tuya por tardar tanto en desayunar y vestirte" o "como volvamos a parar en otra gasolinera no llegamos hasta mañana, así que aguanta hasta que lleguemos y me da igual que queden 300 km", puedes ver que en los coches de tu alrededor la situación no dista mucho de la tuya. 

Hasta ese momento yo pensaba que la única manera de distinguir a un imbécil era viéndole conducir con lluvia u observando su comportamiento en un cajero automático, pero pronto descubrí que este tipo de espécimen saca lo mejor de si mismo en una congestión de tráfico. La siguiente historia me abrió los ojos:
UN APLAUSO - por los que creen que, tocando la bocina, el atasco va a desaparecer
Y hablando de imbéciles, ¿alguna vez habéis experimentado esa sensación de que te caiga mal alguien y que haga lo que haga, diga o que diga te parecerá más estúpido si cabe? Todos deberíamos tener un imbécil en nuestra vida, sino estamos en la obligación de buscarlo y  odiarlo, ¿os imagináis perder esa satisfacción de encontrarte con alguien a quién le caiga mal la misma persona que a ti? El placer de criticar, y sobre todo si es en grupo en el que comentario de uno se realimenta con el del otro, no tiene precio.

¿Cómo descubrir que conoces un imbécil? Es muy simple: si con cada gesto, palabra o simplemente con su mera presencia notas unas ganas irracionales de gritar (o golpear) a esa persona o mandarla al lugar de donde nunca debió salir, ahí tienes a tu imbécil. Es ese momento en el que tu amigo hace algo y te ríes pero que como lo haga el imbécil... que te pille de buen humor ese día o la mirada de odio que le vas a lanzar va a ser inmensa.
Si el imbécil nota tu hostilidad probablemente intentará evitarte, pero como des con un imbécil de verdad al que después de todo le caes bien, prepárate. Lo peor de todo es que al final hará que te sientas mal contigo mismo por odiarle, si tampoco te ha hecho nada...  Si sólo te ha dado los buenos días, pero es que es su voz, su ropa, ¡su todo! Que te pregunta por tu catarro pues piensas "¿será cotilla, a este qué narices le importa cómo estoy?", que te intenta ayudar "este se piensa que soy idiota".

Pero yo se que en el fondo sois buenas personas y que alguien sea el foco de vuestras iras es muy sano, un ejercicio de autocontrol que ríete tú de la pelotita esa antiestrés.  Y como sé que tenéis buen corazón, os espero la próxima semana, porque se que volveréis.
¡Gracias por leerme!

5 comentarios:

  1. Qué bonito el Arco de la Rosa! Jajaja, la de veces que hemos subido y bajado esas escaleras...

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  2. No me gusta la foto del pederasta del final.

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  3. Jajaja yo tengo varios imbéciles en mi vida, y lo malo es lo que tú dices, ellos me siguen hablando! ¬¬ pero tranquila, me siento estupendamente conmigo misma, de hecho soy feliz odiándoles, jajaja :p

    Besetes!

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  4. ijijijiji me ha encantado lo del imbécil del cajero, pq yo siempre me topo con alguno y yo siempre pienso, si solo quiero sacar dinero, van a ser dos minutos, jijijiji

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